El futuro se cimienta por los instantes del presente aquí y
ahora, en realidad el futuro ya está aquí al alcance de nuestra mano. Todo lo
que hacemos se refleja en el instante siguiente de forma sucesiva. El futuro no
es un lejano objeto inerte al cual solo debemos mirar con curiosidad e intriga.
El futuro lo construimos nosotros mismos en cada sorbo de vida, en cada
respiración y en cada decisión. Por tanto la pregunta es, qué futuro queremos
tener, y en consecuencia, empezar a construirlo en este mismo instante sin
perder el tiempo pensando qué nos va a pasar mañana, pasado o ….Porque en
realidad somos nosotros el sujeto activo de este porvenir.
Lo importante para empezar es tener claro a lo que
aspiramos. Si nuestra voluntad es conseguir algo, lo razonable es tener
actitudes en la dirección de la misma y así construir nuestro presente y por
ende nuestro instante posterior y así continuamente. Si por el contrario
hacemos todo lo contrario a lo que aspiramos lo lógico es que no lleguemos a
conseguirlo nunca. Si queremos conquistar el Everest lo primero es empezar con
acondicionar nuestro cuerpo para tal hazaña y posteriormente reunir los
instrumentos necesarios para la escalada y por ultimo irnos ahí donde se
encuentra nuestro objeto de deseo, pero no olvidemos que para tal acción desde
el momento que tomamos la decisión tenemos que empezar a actuar, aquí y ahora
para que este “lejano” futuro se convierta en, no solo cercano, sino plausible
y tangible meta. Si en lugar de todos los preparativos necesarios empezamos con actuar
en una dirección contraria que nuestro objeto de deseo exige, de seguro que
nunca llegaremos a este destino añorado. Evidentemente llegaremos a un lugar en
un horizonte de tiempo ulterior, puesto que el paso de los instantes de nuestra
vida es ineludible, sin embargo, no será al lugar añorado. ¡Los sueños sí son
realizables de esto no tengo la menor duda!
"..Salimos de mañana, el alma ardiente y sola, cargado
el corazón de anhelos y pesares, y allá vamos, siguiendo el ritmo de la ola, meciendo
lo infinito en lo azul de los mares…” Charles Baudelaire